Desde que era adolescente, tuve claro que mi vocación era la psicología. Siempre me atrajo la complejidad de la mente humana y la posibilidad de acompañar a las personas en sus procesos de sanación. Elegí esta profesión porque me desafía constantemente, me impulsa a aprender, a crecer y, sobre todo, a conectar con el otro desde un lugar de empatía y comprensión. Es una decisión que reafirmo día a día con cada historia que escucho y cada pequeño avance que acompaño. Hace más de cinco años, trabajo en un hospital de salud mental, donde tengo la oportunidad de abordar diversas patologías. Este espacio me ha permitido comprender la profundidad de los desafíos que enfrentamos como seres humanos y la importancia de trabajar desde una mirada integral. Paralelamente, desde hace más de tres años, también ofrezco atención clínica virtual, una modalidad que me ha acercado a personas de distintas partes del mundo y me ha permitido ser testigo de la fortaleza y resiliencia que reside en cada individuo. Para mí, la clave está en construir un espacio de confianza donde el cambio sea posible. Creo firmemente en el poder de la palabra, esa herramienta maravillosa que nos permite reflexionar, cuestionarnos, aliviar el malestar y, en última instancia, transformarnos. En cada sesión, mi objetivo es crear un lugar seguro donde te sientas escuchado, comprendido y acompañado en el camino hacia tu bienestar. Te invito a dar el primer paso y trabajar juntos en aquello que hoy te inquieta o te genera malestar. Porque avanzar, aunque sea un pequeño paso, ya es un gran logro.