Desde pequeña he sido una persona muy empática, muy tranquila y siempre dispuesta a escuchar y ayudar a los demás. Cuando tuve que decidir qué iba a estudiar no lo dudé: quería entender el comportamiento humano. Durante ese tiempo sucedieron dos cosas que marcaron mucho mi vida: la enfermedad de Alzheimer de mi abuelo que vivía con nosotros en casa y la muerte de mi prima con solo 39 años por un aneurisma cerebral. Ambas situaciones fueron muy duras y aumentaron mi curiosidad por el funcionamiento del cerebro. Por esta razón al terminar mi licenciatura de psicología en la universidad cursé un máster de especialización en Neuropsicología. Durante ese tiempo me interesó el neurodesarrollo y como el cerebro funciona cuando somos niños. Después de mi periodo de formación me dediqué a trabajar en otro sector porque no tenía oportunidades para dedicarme a mi vocación. Esos años aprendí muchísimo cómo funcionan las empresas multinacionales, el mundo de las ventas y el trabajo en equipo. Pero el gusanillo de la psicología jamás lo perdí. Y un día decidí volver a lo que más me gusta. No fue fácil. Me costó mucho esfuerzo. Pero hoy puedo decir que me siento orgullosa de haber dado ese paso. Tengo mi propia consulta en mi ciudad, atiendo pacientes adultos como psicóloga general sanitaria y sigo viendo a mis niños como Neuropsicóloga infantil. Actualmente me he especializado en trastornos de ansiedad, depresión, duelo y relaciones amorosas. Atiendo a todo tipo de pacientes, pero disfruto especialmente con las mujeres jóvenes. Ellas son el futuro. Así que ya me conoces un poco. Contáctame para saber más de mi forma de trabajar. Nos vemos pronto. Encarna