La psicología es mi pasión. Desde pequeña sentía una imparable curiosidad por comprender la mente y el comportamiento de los demás, entender qué les motivaba, qué sentían y qué pensaban. Cuando llegó el momento, decidí estudiar psicología y al hacerlo me di cuenta del increíble mundo que hay detrás de cada mente. Me sumergí más en la relación entre el cerebro y la mente estudiando neuropsicología, conocí los lugares más recónditos del inconsciente estudiando psicoanálisis y comprendí la manera en que nuestro ambiente nos moldea al aprender sobre las relaciones y las neurociencias afectivas. Hoy en día trabajo con pacientes de todo tipo, desde niños, pasando por adolescentes y hasta adultos. Mis credenciales de formación me permiten integrar diversos modelos terapéuticos basados en evidencia para dar a mis pacientes la mejor atención posible: una atención centrada en la individualidad de cada persona y sus necesidades específicas. En mi consulta podrán encontrar un espacio de introspección, crecimiento, apoyo y libertad, sin importar quiénes sean, pues aquí todas las individualidades son bienvenidas. Y si bien se que trabajo terapéutico no es fácil, estoy segura que es un trabajo de amplio crecimiento y descubrimiento. Cada momento que paso practicando mi profesión me refuerza la idea de que es la mejor profesión que pude haber elegido.