Desde joven supe que deseaba estar a la disposición de las personas, con la finalidad de ofrecerles una mejora en su calidad de vida. Leí en un libro de Viktor Frankl una frase que decía; “encuentro un sentido en mi vida al ayudar a los otros a encontrar el suyo”. A partir de ahí y bajo ese lema decidí formarme como psicólogo clínico y tanatólogo, para acompañar y ofrecerles el espacio necesario para que juntos, reforzando nuestra relación terapéutica podamos encontrar los pensamientos más adaptativos y alcanzar la calidad mental que el paciente requiera, como terapeuta cognitivo conductual, me baso en un método científico firme sin perder nunca la compasión, la amabilidad y la responsabilidad de manejar con cuidado y de forma genuina los pensamientos de mis pacientes. Juntos, podemos encontrar una solución confiable al malestar que trae consigo la vida.